Poesía en el Humedal
El loakal de los Jaaukanigás
Estoy en Reconquista
observo la transformación de la ciudad
enormes surcos
cáscaras, cenizas,
elementos que antes se nombraban
con la palabra justa
que nace de las cosas
el ICHIMAYE ahora se llama El Rey
y NEBOQUELATEL apenas Malabrigo.
Reconquista, por tus calles
cada hombre
se siente un vencedor
aunque arrastre enorme agujeros
como si en verdad aguantaran infinitos sueños.
Por tus plazas
hay monumentos
son nuestros muertos que se levantan entre el olvido y el metal.
Por encima de una turbia artillería
retumba la estridencia de las fábricas
talleres
de impulsos tendidos al vacío.
El camino, sin embargo,
se desmaya en el pantano
tu gente
corre desesperada
acomoda las lágrimas
aparta una mañana
aparta los recuerdos
transforma la luz en espiga
cada dolor del nuevo calendario
una inversión, el tiempo,
el interés, el préstamo, la sepultura.
II
Reconquista, en tus espaldas
se parte tu antigua geografía
la misma tierra
que nos sostiene
se desnuda
mostrando esas arenas
las manos de REOTAQUEN
dibujando el plumaje de los pájaros
agitando
antiguos tambores
que el viento invisible
alienta sobre el monte.
Las cosas se reparten,
el fuego, la mandioca,
el carpincho, la serpiente.
El hombre recorre la costa
mientras la “Madre de las Palmeras
le protege de los guasunchos
la mujer, con duras cicatrices en sus manos
prepara los cacharros
más allá
el vuelo de los “ruililí”
presagia los espíritus
arrastra
las sombras de los hombres
como bandadas
que se incrustan en las nubes.
Y aquí llegamos
bajo tusuelo, Reconquista,
y con la boca llena de olvido y de cerámica
escondiendo los gritos
la tumba de Hiliquirín
o la de Mainaquén,
tal vez el viejo Renotayquín
nombres que ya nadie recuerda
memorias que sólo acompañan
los restos de caballos muertos.
Nunca sabremos
que lágrimas
vertió el monte sobre el túmulo
el “loakal” se ha ido para siempre
su sangre se hallará escondida
en el junco, la semilla
en cada uno de estos pájaros
que cantan su memoria.
Su monumento
recorre la línea de este río
los árboles, sus guardianes
aguantando alucinantes ritos
sueños que abandonaron las chozas
son ahora
invisibles cantos
que el viento esparce por el campo.
Reconquista, hoy, que los fantasmas revientan la estabilidad,
los precios, la comida
volvemos a esta tierra
su fidelidad retiene
este cuchillo, la pipa de madera,
hachas, puntas y puñales
y esta tumba
abandonada en sueños
y protegida por los dioses del pantano.
Dante Andrés Ruggeroni
Ajhá Potama
Adiós colonia Florencia, Guillermina y el Rabón
Adiós Che gente porá don Rogelio Lamazon
Adiós Don Luisito Bentos, Villa Ana y Tartagal
Adiós Ingenio Las Toscas y la zona forestal.
Adiós capataz de playa perdona che despedida
si usted sabe que una guaina
se fue llevando mi vida.
De luto quedan los campos
muy tristón el malezal
si alguna noche en el monte
hasta me vieron llorar.
Le dije de mi desgracia a la Virgen de Itatí
a la cruz Francisco López que es milagro guaraní
opaitéma che esperanza ocañi che linda guaina
imposible con los santos y la virgen milagrosa.
Dejé que pasara un año
Dejé que pasara el tiempo
Adiós mi Sargento Aranda
arecó un presentimiento.
Adiós para siempre adiós
Que llore el que me ha querido
y aquel que me tuvo antojo
Que no me eche al olvido!
Letra y música: E. Fernández Rudaz



Vocabulario
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“Loakal o Lkigilbí”: Alma, imagen, sombra, eco.
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“Jaaukanigás”: Gente del Agua. El pueblo de los Abipones estaba dividido en tres provincias, a saber: Los Riikaé, los Nakaigetergehé y los Jaaukanigás.
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Ichimaye”: Nombre con el cual los Abipones identificaban al Arroyo del Rey.
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“Neboquelatél": "Madre de las Palmeras”. Nombre indígena del Arroyo Malabrigo.
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“Ruililí":Nombre con el cual los Abipones identificaban a un pato que cuando se traladaba en bandada emitía un canto triste.
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“Reotaquén, Hiliquirín, Mainequén, Renotayquín”: Antiguos pobladores del pueblo de San Jerónimo, ubicado en el mismo lugar en donde actualmente se encuentra Reconquista. Los mismos han sido tomados del censo indígena realizado e 27 de junio de 1785, por Fray Blas Brite, cura del mencionado pueblo.
Fuente:
Antología para una Identidad (Primera Parte) Daniel F. Lorenzón – Pablo Alcides Pila
Ediciones Centro – Colección Identidad
N º 1 - Año 1991